miércoles, noviembre 29, 2006

Cuentos Libres

En esta entrada disfrutaras de un espacio en donde podrás publicar tu cuento libre, este espacio esta destinado pura y exclusivamente a que te expongas libremente de forma literaria, en donde personas interesadas podrán disfrutar de tu escritura.
Suerte!!!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siete hombres


Siete hombres se encontraban formados en línea en medio de un camino, todos mirando con incertidumbre, todos observando el horizonte al final del camino de tierra, todos menos uno. Sus nombres reflejaban su incertidumbre. Stun, Tike, Yoi, Telle, Sonne, Mol y Chome eran sus nombres.
Creció un silencio, un silencio que en sí mismo, no sabía con certeza cuando había nacido y cuando moriría. Y no llegó a saberlo jamás, porque uno de los hombres lo rompió en dos.
- Río - Dijo Chome, el hombre del medio.
- Arroyo – Dijo Yoi, el hombre del extremo derecho.
- Vida – Murmuró Telle.
- Suerte – Respondió Chome, y se sentó.
Todos menos uno inclinaron las cabezas en dirección al hombre sentado en la tierra. Uno por uno pidieron justificación al hombre sentado a través de la mirada. Y, ninguno recibió respuesta excepto uno.
- Bien – Dijo Yoi, y comenzó a caminar.
Diez pasos había caminado Yoi cuando volteó el rostro hacia los hombres en línea y dijo – Río - .
Cinco hombres caminaron en dirección a Yoi, uno sólo quedó en el camino, sentado en la tierra, meditando.

Un pájaro posado en un árbol, siente una presencia, baja la vista. Seis figuras vestidas de blanco caminan por el camino, el pájaro decide acompañar discretamente la caminata de las seis figuras.
- En el río hay vida – dice Yoi, el más alto.
- Primero, ¿hay río? – Pregunta otro.
- Hay – responde el más alto.
-¿y qué hay en él? – Pregunta uno que no había hablado, Tike.
-Vida- Responde el más alto.
-¿Vida?- Pregunta Tike.
-Eternidad- responde el alto.
-¿Río?, ¿eternidad? – Piensa el pájaro.
Seis hombres caminan en línea recta, seguidos de un pájaro sin nombre.
- Yo camino con mis iguales – Comenta Telle.
- ¿iguales? – Pregunta Sonne con desprecio.
-Hombres- responde Telle.
- Yo no soy un hombre- Afirma Sonne.
-¿Que eres? – Pregunta Telle, el hombre sin objetivo en el horizonte.
- Un servidor – Responde Sonne, el hombre taciturno.
-¿A quién sirves? – Pregunta el hombre sin objetivos.
- A los hombres, a cinco hombres – Responde el taciturno.
-¿en nombre de quién? Interroga el hombre sin esperanzas de futuro, Telle.
- En nombre de algo superior- Contesta el hombre de mirada silenciosa.
-¿Hombre? – Pregunta Telle.
- No, hombre no, esperanza.- Se explica Sonne, con mirada taciturna.

Un pájaro sigue a un grupo de hombres que avanza en línea recta. El pájaro es abatido por un extraño presentimiento al observar que un hombre se detiene. Es Telle, ya lo había oído preguntar. El grupo, ahora de cinco hombres, se detiene, y pregunta con la mirada al sexto, que ha quedado a unos pasos. Telle responde con su mirada. Todos entienden menos uno, pero todos lo abrazan con la mirada y lo acompañan en sus sentimientos. Telle sonríe, entorna los ojos en el cielo y fallece.
Un pájaro observa caer suavemente a el quinto hombre, al que detuvo el andar, el sonriente, Telle. El hombre sin sueños.
El grupo se acerca al hombre caído y cada uno derrama una lágrima sobre él, una sola. Luego lo toman de brazos y piernas y los dejan a un lado del camino. Se colocan en línea y continúan caminando.

Un hombre sin sueños yace al lado de un camino de tierra. Un pájaro de vuelo lento se posa en su cuerpo y derrama una lágrima por el hombre feliz, luego levanta vuelo y sigue su camino.
El pájaro repara en cinco hombres que caminan a paso lento, ya conoce a algunos.
-¿Por qué Telle decidió esa suerte? – Preguntaba Mol, el que no hablaba, el que maquinaba pensamientos.
-No la decidió, eso era él – Respondió Yoi, el sabio.
- ¿Qué era? – Pregunta Stun.
- Era puro amor por el andar de sus hermanos – Respondió el sabio.
-¿Y por que decidió parar su vida? – Preguntó Tike, el que amaba el objetivo común.
-Porque alcanzó la felicidad – Afirmó para todos Yoi, el sabio.

Un silencio nació, nadie lo escucho llegar, apareció. Su vida le era fatigante y costosa, un leve sonido de pasos en tierra lo empujaba a la muerte. El silencio y el rumor de pasos convivieron por un momento que fue la eternidad del silencio, pero uno de los pasos se adelantó tanto que el silencio no lo alcanzó, el silencio se fue, así como llegó, sin respuestas, porque no era ese su sentido.
-¿Por qué te apresuras? Le preguntó Yoi a Tike, el que deseaba más que ninguno llegar a su objetivo.
- Quiero llegar al río rápido, quiero que ustedes lleguen al río rápido – Respondió Tike, el apresurado.
- ¿Recuerdas el por qué de ese río? – Cuestionó Yoi a su amigo.
- Mi vida es el por qué del río – Respondió orgulloso Tike, el que veía el horizonte con anhelo.
- ¿Qué es tu vida? – Preguntó el conocedor de las cosas.
-Mi vida es felicidad por el bien común – Aseguró Tike.
- Entonces no apresures tu paso, disfruta el andar de la vida – Manifestó el hombre de las respuestas.

El pájaro sin nombre se adelantó al lento caminar de los cinco hombres, y posado en un árbol al costado del camino los vio llegar. Stun, el que camina junto a los demás porque ese fue el primer sentido de su vida, observa el andar de sus compañeros.
Tike, el apresurado, Observa con ansia el horizonte. Yoi, el sabio, camina con los ojos cerrados. Sonne, el taciturno, camina con la mirada en el cielo. Mol, el que urdía en sus pensamientos, se miraba las manos y sonreía.

- No me gusta el agua – Dijo Stun.
-¿ Y su sonido? Preguntó Yoi.
-No me produce nada- Respondió Stun.
-¿Qué te manifiesta felicidad? Preguntó el que caminaba con ojos cerrados.
- Mi primer sentido en vida fue el caminar junto a seis hombres, en un principio fue un sentido alcanzado, un logro, una tarea cumplida – Se explicó Stun.
- Extrañaré tu andar – Afirmó Yoi, y detuvo su andar.

El pájaro se había retrasado en su vuelo, cuando alcanzó a los cinco hombres, vio que estaban en círculo mirando a Stun. Miró como lo abrazaron con la mirada y largaron un suspiro por su persona. Luego, los cuatro hombres cerraron los ojos por su compañero y siguieron caminando. El quinto hombre, el que tuvo como primer sentido en la vida el caminar junto a los hombres, Stun, dirigió su mirada al cielo, sonrío y se internó en el bosque al lado del camino de tierra.
El pájaro lo siguió, se posó en su cabeza y largo un suspiro de amor por el hombre de sentidos concluidos, luego levantó vuelo, y al girar la cabeza vio como Stun se perdía sonriendo entre los árboles.

Cuatro hombres caminaban a un río, esa era su vida, así como el andar en un camino de tierra. El más alto, Yoi, Escucho un sonido.
- El río está a unos pasos amigo – Denotó.
Tike, que sabía que el hombre se dirigía a él, les dirigió con una mirada, mezcla felicidad con amargura. Y corrió, por primera vez en su corta existencia, corrió hacia el fin de la lenta caminata.
- No escuchó tus palabras – Dijo Sonne, el de mirada lenta.
- No soy nadie para imponer palabras, la vida nunca es pura realización – Respondió severamente Yoi.
- ¿Lo volveremos a ver? Preguntó amargamente Mol, el que difería entre pensamientos y palabras.
- No debemos, por el bien propio, volver a verlo en vida- Explicó Yoi tranquilamente.
-Estamos llegando al río – Comentó Mol.
-Cierren los ojos- Pidió el sabio.

El pájaro se había retrasado nuevamente a el andar de los hombres, en su vuelo divisó un río de agua calma, cristalina y cálida, era la primera vez que veía un río y quiso acercarse más. Se posó en un Árbol de la orilla y observó sus aguas. Pero el momento no duró mucho, Tike, el apresurado llegó corriendo con las manos en alto, y con una gran sonrisa. Unos pasos antes de tocar el agua se detuvo y observó el río de horizonte a horizonte, de punta a punta. Se acercó lentamente y miró el fondo, era pura arena. Hizo silencio y escuchó su gorgojeo. Se agachó y humedeció sus labios con el agua dulce. Una lágrima se escurrió por su cara. El pájaro lo miró a los ojos y pudo ver su alma, su sentir, y lo acompaño en el sentimiento con la mirada.

-Ya siento el sonido del río como si estuviésemos al lado ¿Abrimos los ojos? – Preguntó impaciente Mol.
-Ya podemos – Respondió Yoi.
El río estaba allí, el cuerpo de Tike también, y en su pecho cantando estaba un pájaro sin nombre.
Yoi se acercó, colocó al pájaro en su mano y le dijo suavemente unas palabras al oído.
-Nuestra caminata terminó, tu vuelo es eterno, adiós-
El pájaro despegó de la mano del hombre y se elevo hasta el cielo cantando tan alegremente que aún desde el horizonte se lo oyó.
-¿Ahora, que hacemos? – Preguntó Mol.
-Lo que se desee- Respondió el sabio.
- Mi intención no era venir aquí. Fue el único camino posible para mí- Replicó Mol, que dejaba salir sus maquinados pensamientos.
- No era el único camino posible, Chome no vino- Dijo suavemente Yoi.
- Yo no quería permanecer en mi raíz, tampoco tomar el camino de la vida.
-¿No debiste nacer? Preguntó Yoi, conociendo la respuesta.
-No, mi vida fue no tenerla – Afirmó tranquilamente Mol.
-Y ahora que piensas esto, ¿eres feliz? – Preguntó el sabio.
-No, no hasta que renazca en cuerpo y alma- Explicó Mol, diciendo lo que pensaba por primera vez en su vida.

Yoi y Sonne se colocaron a unos pasos de Mol y pensaron, y pidieron por él, y lo apreciaron. Mol dio media vuelta y despareció, de la misma manera que el silencio desaparecía.
-¿Tu que harás? – Preguntó Sonne a su único compañero.
-Me iré, adiós, que te acompañe tu amiga, la esperanza- Yoi se despidió, entró al río, y comenzó a nadar hacia el horizonte con una gran sonrisa.
Sonne, el taciturno, el de mirada lenta y severa. Siguió a el sabio con la vista hasta que este se perdió en el horizonte. Luego se agacho y sonriendo se transformó en tierra, aire, agua, eternidad.

Hubo un nacimiento, un silencio nuevo, esta vez sería eterno, no habría otros sonidos, solo él, ya no habría pisadas que lo mataran, sería inmortal, hasta tenía un nombre, con el cual lo llamarían por siempre. Se llamaba Mol.

Anónimo dijo...

no sé si a esto se le podrá llamar cuento, pero bueno, ahí va:


Sus ojos eran su mayor atributo de belleza. Ella se levantó de la silla y desapareció del salón. Nunca me gustaron las fiestas, pero ésta era especial. Yo también desaparecí tras ella. La seguí hasta el patio y me detuve cuando ella lo hizo. “eres más cobarde de lo que creí que eras” me dijo sin darse vuelta. “¿creías que soy cobarde?” le respondí.
Hubo un minuto de silencio. Como un regalo para pensar con calma.
Me acerqué hasta ella y le besé la espalda. “pensé que te habías olvidado de mi” comentó en un susurro. “Lo intenté” dije besándola en la boca.

“Yo creo que no es justo”, protestó mientras se apartaba para mirarme a los ojos.
“el amor no es justo” respondí. “Y esto tampoco lo es, por lógica…”

Gianys dijo...

¿EL CAMINO PARA UNA NUEVA VIDA?


Hey no tu indiferencia no tiene perdón
quien te robo el corazón
no te levantes del sillón
Hey no tu indiferencia no tiene perdón
quien te robo el corazón
apaga la televisión.!!!

Ska-p.

En una noche fría, un cielo negro de odio y dolor, se escuchaban gritos pidiendo salvación; había gente queriendo escapar para no perder su vida y hombres que corrían para quitárselas…yo me pregunto… ¿Qué fuerzas deben tener esas personas para matarnos sin razón, no?.
Al llegar a Stalingrado en mi sentí un gran vacío, como que me faltaba algo o tal vez era el miedo de saber que estaba ahí solo para que me saquen la vida. Pasé días sin comer, noches sin dormir y tardes de sufrimiento; juro no saber como hice para sobrevivir en tanta crueldad.
Recuerdo que estuve ahí un mes encerrado con gente como yo, todas las tardes nos tiraban a un lago de agua fría, nos daban electricidad y nos íbamos a comer; por ahí cuando se acordaban nos daban un plato de fideos duros y viejos, pero eso era una vez a la semana aunque agua nos daban a cada rato.
Un día estaba sentado contra una pared, descansando del sufrimiento de todos los días, cuando vi a una mujer sentada cerca mio, pero tenía algo en particular; me hizo recordar a una persona, me quedé mirándola un rato y escuchaba que rezaba mucho y mencionaba a sus hijos y pedía que por favor estuvieran bien. Me preocupé y decidí acercarme, ella se asustó mucho y empezó a gritar, como pude la tranquilicé y le aseguré que yo no le haría ningún daño, solo quería ayudarla, creo que ella lo necesitaba más que yo.
Le pedí que me cuente que le había pasado y porqué estaba tan desesperada y ella me dijo que hace cinco años que estaba en este lugar, que había sufrido de todo, pero ella solo pensaba en sus hijos y reza todos los días por ellos y lo único que le gustaría saber es si están bien y con quienes están; al instante le pregunté como se llamaban y me respondió Werner y Liesel, me quedé duro, sin saber que decirle, no podría creer que estaba hablando con la mamá de Liesel, me quedé duro de la emoción. No sabía cómo decirle que yo sabía donde estaba su hijita, al instante vino un hombre y nos separó, nos dijo que era hora del baño y que después no seguíamos divirtiendo, era hora de que se divirtieran ellos.
Volví todo golpeado y ella seguía llorando, yo lleno de sangre y ella también, lo primero que hicimos fue abrazarnos con tantas ganas, de hace mucho que no tenía alguien de componía, aproveché el momento y le dije; te confieso algo, realmente no lo puedo creer, estuve viviendo con Liesel, ella está con una familia de apellido Huberman, la quieren mucho, Werner falleció, lo siento, pero lo único que te puedo decir es que ella está muy bien, y sabe leer.
Ella solo sonrió y empezó a llorar con mucha alegría y consuelo, solo me daba las gracias, y me decía que eso era lo único que esperaba después de tantos años y se puso mal por Werner y no sabia que decirle, pero nunca supe la verdadera historia de eso, lo bueno es que estuve mucho mejor después de eso, y cada vez rezaba mas, pero con alegría.
Esa noche pude dormir, después de conocer a la mama de Liesel, pude dormir. Al día siguiente me desperté y ella ya estaba levantada hablé con ella y le propuse que nos tratemos de escapar, mi sueño era llevarla a verla a su hija, después de tanto tiempo fue mi sueño. Decidimos hacerlo.
A la noche siguiente, no dormimos, esperamos que los guardias se fuesen a dormir y escapamos, atravesamos todo lo que teníamos por delante y por suerte del campo salimos, todo por Liesel, pero nos dimos que detrás de las rejas del campo había solo campo y nada de ciudad, estuvimos un día caminando, esa noche nos recostamos y escuchábamos gritos de gente que nos buscaban, nos asustamos, fue muy feo. Nos escondimos tras arbusto y todo lo que tenias a alrededor, realmente con tantas fuerzas lo hicimos que nunca nos encontraron.
Caminamos por semanas seguidas y solo descansábamos de noche, hasta que un día encontramos esa ruta que tanto deseábamos, la que nos iba a llevar a casa.
A los días paso un auto y nos llevo a ciudad; que bueno estábamos re mil felices. Al llegar fuimos a la casa donde vivía liesel y nos dimos con que ya no había nada. La buena suerte hizo que con nuestra depresión de nuevo la encontreramos a ella en el medio de la ciudad. Fue lo más lindo haberla encontrado y ver como madre e hija se reencontraran, lo primero que hice fue llevarlas a un lugar donde solíamos ir con Liesel para que hablen.
Desde ahí se que todo en la vida se puede, nosotros tuvimos un final feliz, yo encontré a la mujer de mis sueños y pude tener una familia muy linda, Liesel su mama y yo, y así viviremos la vida muy feliz y sabes que nada nos va a poder volver a separar.
…FIN…


Gianina Lo Giudice 5to 1ra

Anónimo dijo...

hola

la verdad que me encantaron las historias que puesieron en esta pagina. Estan muy lindas y eso me inspira a poder subir la mia... aunque estoy mas que segura que no esta tan buena como estas que acabo de leer.

Sigan subiendo mas historias, la verdad que este blog esta muy lindo.


fernanda 5º 2º

Un corto de los chicos de la promo 2007

Este es uno de los productos del taller de cortos de este año en Idioma Nacional de sexto. Espero que les guste. Les cuento que se basó en un poema de Alejandra Pizarnik y el guión y la actuación y todo pertenece a Valentina Ovejero Arauz y a Carolina Cañazares.