domingo, noviembre 30, 2008

El nuevo ayudante de Alex Steiner

La emotiva reunión entre Liesel y el hombre con la cabellera de plumas en la sastrería del padre de Rudy ocurrió durante la tarde, lo recuerdo bien, es más, fue uno de los pocos días en los que tuve menos trabajo por hacer.
Pero, debido a que Max estuvo ausente durante demasiado tiempo, el abrazo que podría durar mucho más tiempo fue interrumpido por las preguntas de una ladrona de libros impaciente por recibir las respuestas.
-¿Cómo estás Max? Te extrañé mucho.
-Bien, nunca he estado mejor- respondió Max- Ahora por fin no me esconderé más.
-¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron? - interrumpió Liesel.
- Que alegría.
- Por cierto – agregó Max- ¿Dónde estás Hans y Rosa? Me preocupé al ver escombros en Himmelstrasse.
De pronto, Liesel enmudeció y miró hacia un costado tratando de no recordar, aunque era claro que no podía olvidar lo que sucedió.
-Descansan en el paraíso- dijo Alex rompiendo el silencio- Creo que no nos presentamos, soy Alex Steiner, dueño de este negocio, y por lo que contó Liesel ustedes dos son buenos amigos.
-Si señor, mucho gusto, mi nombre es Max Vandemburg- contestó mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla al enterarse de la noticia.
-No te alteres, ahora están en un mejor lugar, al igual que el resto de mi familia.
Al parecer, fue en ese momento en el que Alex sintió compasión por Max, y al enterarse de que no sabía a donde iba a vivir y donde conseguir trabajo, no dudó en ofrecerle un empleo como su ayudante en la sastrería, aunque no podía ofrecerle un buen salario, al menos podía alojarse en la casa de Alex Steiner.
Con el tiempo, Max y Alex llegaron a conocerse muy bien y se hicieron amigos, después de algunos años siguieron trabajando juntos y Max seguía recibiendo las visitas de Liesel pero con la diferencia de que ya no lo hacía en un sótano.

viernes, noviembre 28, 2008

Reescritura de La Ladrona de Libros - Laureana

Australia, 15 de agosto de 1972. Esta tarde, cuando pasaba por la plaza frente al salón municipal escuché, casi imperceptible, un sonido que me llamó hasta hipnotizarme. Era el de un viejo bandoneón azul; tocado por un anciano sentado sobre las baldosas. El hombre era igual a mi padre, era tan extrañamente parecido...Dejé caer las bolsas de las compras sin darme cuenta y cerré los ojos. De repente muchas imágenes se proyectaron en mi mente, como diapositivas con sonidos que pasaban una detrás de otra. Himelstrase, mi padre tocando el bandoneón; mi padre ayudándome a leer; yo y Rudi huyendo por una calle de tierra, con los bolsillos repletos de manzanas; Rosa y un olor inconfundible a guiso y ropa recién planchada, Max, contándome sus sueños, y de repente, una explosión estridente.Las diapositivas teñidas de negro y la luz otra vez. Era un día claro, y el viejo seguía tocando su melodía. Las naranjas de las bolsas rodaron calle abajo, pero no puede moverme. Las lágrimas se apoderaron de mis ojos hasta nublar del todo la vista y ya no puede ver más nada. Recogí las frutas y seguí caminando con las bolsas. Empecé a correr y corrí hasta llegar a casa. Allí estaban las dos, como luces dentro del lúgubre comedor. Las abracé fuerte y les dije que las amaba. Es cierto. Amo a mis hijas más que nadie; tanto como amé a Hans y a la familia que me enseñó a amar y a ser feliz, aún en el más trágico de los días.
Laureana

jueves, noviembre 27, 2008

Un lugar muy conocido para mí

(Escritura creativa a partir de La ladrona de libros)

Por Zoe Valeriano


Una nueva hora. Un nuevo llamado.

De hecho, prácticamente ya vivía allí. Era mi hogar, aunque eso no me gustaba. Pero ese no era el único en el mundo, había muchos, y todos eran iguales. Eran los lugares en donde más trabajo tenía (aparte de los lugares bombardeados).
Pero había un sitio que me produjo la necesidad de visitarlo sin que me llamaran para hacerlo. Era el Campo de Concentración de Dautchau, donde por esas cosas del destino –un viejo amigo- terminé encontrando a ese sujeto de plumas por cabellos, ese gran escritor, ese gentil y buen amigo; Max.

Yo siempre estaba tranquila, pasara lo que pasara, pero él no. Parecía desesperarse cada vez que le aplicaban los castigos con las picanas eléctricas; o cuando le hacían comer estiércol y hasta cuando pasaba semanas sin comer. Durante ese tiempo no hubo día en que él no me llamara, o me pidiera que lo llevase con migo, siempre lo hacía y a veces a gritos; pero luego se acordaba, de su vieja amiga, Liesel, entonces se tranquilizaba y cobraba fuerzas nuevamente, para soportar la injusticia que él y muchos otros sufrían.
Pasaron casi dos años, hasta que la guerra terminó; fueron dos años, espantosos para Máx, hasta que un día todo cambió.

Un día como cualquier otro (pensaba él), pero no fue así, ese día sería el mejor de su vida, después del reencuentro con Liesel; solo que él no lo sabía todavía.

Era una mañana lluviosa, pero el sol comenzaba a asomarse como si pretendiera avisar que las cosas mejorarían. Todos se dirigían al patio, cada uno con su pico y su pala, para realizar los trabajos forzados. De repente se escucharon disparos, todos los guardias empezaron a correr, cayeron las bombas y empezó el descontrol. Todo esto pareció una eternidad, pero tan solo fueron unos segundos, no les tomó mucho a los rusos tomar ese campo, solo le bastó con dos tanques de guerra, un par de aviones y unos cien soldados.

Una vez terminado el enfrentamiento, liberaron a todos los prisioneros que se encontraban en ese lugar, entre ellos Max. Pasaron dos semanas hasta que el joven de cabellos de plumas, pudo volver a Molching y reencontrarse con su gran amiga, para quedarse con ella hasta el último de sus días.

FIN

La vida de Liesel después del bombardeo

(Escritura creativa a partir de la novela La ladrona de libros)
Por María Elena Lizárraga
5º 1ra



Luego de que la ladrona tuvo entre sus manos y acarició aquel polvoriento libro negro que elle había escrito buscó en aquel bolsillo de anciana que tenía una cosa, la sacó y largó una carcajada.
- No creas que me olvidé de ti.
Por primera vez me sentí sorprendida por alguien también me tembló la mano y por momentos estuve a punto de derramar una lágrima cuando me di cuenta de que Liesel me había regalado un libro titulado “La vida de Liesel Meminger después del bombardeo”.
Paseamos un rato por aquellas avenidas de Sydney, luego la dejé en el lugar donde suelo depositar las almas con mayor fortaleza. Me disparé a un rincón porque deseaba leer el libro de la ladrona. Tenía impresa una dedicatoria para mí.
- Para la muerte más digna de Liesel.
Luego empecé a pasar hojas pero solo te contaré algunos aspectos que seguro quieres saber.
En 1948 Liesel dejó la ciudad de Himmelstrase para trasladarse a Argentina. La ladrona daba clases de lectura a los huérfanos de los hogares.
Una tarde lluviosa, en la ciudad de Buenos Aires, Liesel recibió una carta del hombre judío con plumas por cabello.


12 de Noviembre de 1956 Texas- Estados Unidos

Querida Liesel:

Como puedes leer, me encuentro en los Estados Unidos, no muy cerca pero tampoco lejos de donde tú estás. El día 17 iré hacia Argentina a visitarte y podremos hablar de nuestras vidas.


Liesel fue a buscar a Max que recién había llegado a la Argentina se sorprendió al ver que dos personas más estaban con el.
- ¿Cómo estás Max?
- Liesel, amiga mía. Ella es mi Abukara mi esposa es africana y el es Josué Luterstein, un amigo que conocí en el campo de concentración.
Te contaré lo importante. Liesel terminó sus días con Josué Luterstein, un hombre que en bondad te podría recordar a Hans, además amaba tanto la lectura como ella.
Vivieron 20 años más en Argentina y tuvieron tres hijos, luego viajaron a Sydney por razones de trabajo. Allí es donde lo busqué a él en 1983, su alma era liviana y estaba tranquila.
La ladrona vivió unos años más y cuando la busqué, además de dejarme sus dos libros me dejó marcada su sonrisa de satisfacción porque le di todo el tiempo del mundo antes de llevarla conmigo, lo que le permitió cumplir con sus metas.
Una esperanza tras otra

Por Rocío Jimenez
5to 1ra

El Encuentro
“cuando me desperté nunca creí lo que iba a pasar,
La única esperanza que tenía era
La familia de mi amigo: Rudy”

Liesel estaba a dos meses de cumplir años, detrás del mostrador del negocio del hermano del difunto Rudy, Alex, quien habría vuelto de la guerra y todos los hermanos de la familia Steiner, la ladrona del libros entró al fondo a buscar unas agujas, indispensable para la sastrería, en medio del desorden, escuchó una voz muy familiar, que preguntaba por su nombre, dejó el trabajo atrás y prestó mucha atención, salió desesperada y se encontró con Max, una persona la cual en algún tiempo se sentía muy identificada por los sucesos injustos que vivieron en un pasado no muy lejano. Se miraron y hasta que cayeron que eran las mismas personas que alguna vez vivieron en horror, corrieron esos pequeños metros y se abrazaron fuertemente, sus lágrimas cayeron libremente, y sus rodillas fueron esclavas del piso.
Axel quien presenciaba con orgullo ese hermoso momento, ofreció a Max quedarse unos días en su casa, no iba a tener todos los lujos, pero iba a vivir. Max acptó.
Esa misma tarde Liesel, cuando preparaba la cama para Max, charlaba con el nuevo integrante y le contaba lo siguiente:
“El relato de Max”
Pensé que estaba en el infierno,
Había personas de todas las edades,
La mayoría murieron.

Max se sentó en la cama, Liesel como siempre tan curiosa le preguntó todo lo que se le vino a la cabeza: ¿Por qué te fuiste?, ¿Dónde fuiste?, ¿Qué te hicieron?, ¿Cómo volviste?, ¿Qué son esas cicatrices?; después de un gran suspiro el exclamó que se había ido de la casa porque se sentía ya muy incómodo.- “Tenia necesidad de salir a fuera y volver a ver el mundo, aunque me asustara mas, me estaba volviendo loco. Fue una noche espantosa, Salí por la puerta principal, cuando todos dormían, después de que leíste con tu padre, hacia mucho frio y tenia mucha hambre, solo pude sacar un pedazo de pan duro que estaba sobre la mesa. La mañana siguiente, después de haber caminado como diez kilómetros, al norte, me senté en una plaza, que para mi desgracia era hitleriana, pero hasta ese entonces no lo sabia, las piernas no me daban más, ya estaba en otro pueblo, no recuerdo bien el nombre. De repente vi pasar un grupo de militares, en busca de sangre humana judía y negra, apenas los vi y me escondí detrás de un gran basurero, lleno de cosas extrañas, creí que había pasado desapercibido, pero cuando pensé que yo no estaban, saqué la cabeza para estar seguro y sentí una punta clavada en mi espalda, nada suave, me tiraron al piso, me pidieron documento, pero con el solo hecho de mirarme, mis rasgos revelaban mi verdadera identidad: soy un judío. Escuche tantas palabras extrañas, o hace mucho que no había hablado con nadie, la cosa era que me vendaron los ojos y me llevaron a un campo de concentración. Parecía el infierno, cada día veía gente nueva y extrañaba otra , vestíamos un camisón marrón que en realidad era blanco, pero había mucha suciedad; a veces comíamos y a veces no, alguna vez sospeche de estar comiendo carne humana, porque era mas duras y mas difícil de masticar, pero el hambre abundaba; nos bañábamos solo una vez cada tres o cuatro semanas con jabones muy extraños, parecían grasa; y las torturas eran parte de la vida cotidiana. Los días pasaban y yo seguía ahí, era insoportable, tenía tantas ganas de morir, pero la muerte ni siquiera se fijó en mí; los niños lloraban, y los gritos de desesperación no dejaban de sonar ni siquiera de noche, ahora veo que fui muy afortunado, y que la muerte no es la causa del receso de la vida, ella solo se lleva tu alma”.
Liesel exclamó: - ¿Cómo pudiste escapar? – no lo sé- dijo Max – solo pasó el tiempo, la guerra acabó y las puertas se abrieron sola, pero solo los mas despiertos pudimos salir, luego de unos obstáculos, las cerca, ladrillos y alambres de púa, se veía la carne viva colgando por todas partes pero las heridas de mi corazón, eran mucho mas grande de las que me había hecho al escapar. Cuando salí a una ruta, unos grupos de comunistas y anti hitleristas festejando con una marcha tranquila, pero con luto, les pedí ayuda y me dirigieron aquí, ya que les pregunte sobre este pueblo, no sabia donde estaba parado, cuando llegue encontré todo destruido, las cosas ya no eran iguales, muy pocas casas estaban en pie, la tuya no pertenecía a una de esas.

El recuerdo de Max
“A veces escuchaba conversaciones
desde el sótano
Y recordé lo de Rudy”

-y ¿Cómo llegaste aquí?- dijo Liesel. –una vez mientras comía el almuerza, escuché lo de Rudy, tu amigo, fui relacionando anécdotas, y le pregunté a una familia que recién se estaba asentando aquí por la familia Steiner, en realidad mal pronunciado y me dieron esta dirección, creí que no encontraría rastros de ti, porque te creía muerta pero por fin me paso algo bueno después de mucho tiempo: volverte a ver.

Desde la mirada de Liesel
“esa bomba me llevó
Todo lo que necesitaba y quería,
Creí que lo había perdido todo,
También te creí muerto”

Liesel, me incomoda un poco preguntarte esto, pero ¿Cómo fue que pasó eso de la bomba? Perdón , pero no tenia mucha información por donde yo estaba- exclamó Max muy preocupado y enrojecido, la ladrona de libros respondió: -parecía un día cualquiera, la esposa del alcalde me sugirió que dejara de robar libros, y que empiece a escribir uno, todos los días bajaba al sótano a escribirlo, una tarde las alarmas no sonaron, o mas bien sonaron demasiado tarde, la bomba cayo en medio del pueblo, y yo fui una de las pocas sobrevivientes, todos habían muerto, me refiero a todos cuando hablo de las personas que mas quiero- derramó una lágrima.
Max abrazó a la ladrona de libros y trató de consolarla.
Pasaron varios días, Liesel trabajaba sin cesar y Max buscaba trabajo, que en ese momento era muy difícil encontrar, mientras que también ayudaba en al sastrería.

La carta inesperada
“fue un 15 de abril,
Como cualquier nuevo día para morir,
Solamente que hoy había una nueva esperanza
Para vivir”

Después de desayunar, la familia empezó con el nuevo día, estaba un poco fresco pero había sol, las nubes volvieron a ser blancas.
Alrededor de las diez AM, en la casa de la familia Steiner se corrió el rumor de algo que quizá cambiaria la vida de los sobrevivientes mas preciados de Alemania.
Luego de unos días se confirmo que el rumor era cierto, una carta indecisa, que no sabia donde ir a parar, y que no encontraba a su dueño, tocó las puertas: era un señor vestido muy raramente, o quizá habría viajado demasiado, con el fin de entregar esa carta, y se ensucio demasiado; con su cara cansada con ojos caídos y arrugas en los labios secos; era mandado por el gobierno. Con un leve saludo pregunto por Max, cuando le confirmaron que el estaba de pasada por ahí, el sujeto exclamo con alivio:- ¡por fin!, estuve días buscándolo, no sabia donde encontrarlo, espero que esta carta le sirva de algo, hay varias personas que lo están buscando por todo el país, y la verdad que me siento afortunado por haberlo encontrado.
Max se quedó muy sorprendido, y, a fin de cuentas, hace rato que no recibía nada fuera de lo común, solo el hospedaje caluroso y bienvenido de la familia Steiner.
Se sentó, abrió la carta, terminó de leerla y no lo podía creer, puso la cara mas extraña que nunca había puesto, como si fuera que no supiera que hacer. Liesel sorprendida le preguntó que le había pasado, y el contestó: -Liesel, no se que hacer. La ladrona de libros estaba muy confundida, no entendía nada. Al pasar un rato, una pausa para volver a tierra, el explicó que la carta decía que el gobierno le otorgaba a todos los judíos sobrevivientes, que por cierto eran muy pocos, dos viajes a la Argentina para rehacer su vida, ya que Alemania no tenia los recursos necesarios para subsidiarlo no darle trabajo, estaba todo destruido, y Bs. As. Era una buena opción, ya que en ese momento este país estaba pasando por un proceso de industrialización, la cual se necesitaba mano de obra, y la educación era gratuita.

La decisión de la vida
“siento mucho tener que hacer esto,
Pero hay algo en mí que no me deja impedirlo,
Les agradezco mucho y de todo corazón todo lo que hicieron
Por nosotros, la verdad que ya son parte de mi.”

A Max y Liesel no les hubiera gustado dejar todo en el olvido, pero también tienen que empezar una vida nueva, es muy difícil despedirte de quien te acompañó en las buenas y malas, la memoria recalca todo lo que podemos ser y sentir, pero el pasado es pasado, y si bien nos ayudará en nuestro fututo, también es el destino quien nos guía para construir el camino, y esa carta es el destino.
Así fue como Liesel y Max tomaron un rumbo nuevo, donde la ladrona de libros tiene una corazonada muy grande, que la va a llevar a ver el ser mas apreciado que buscó durante años, pero que no podía nombrar, el ser que no volvió a ver nunca mas desde que entro a ese extraño lugar, desde que tenía ocho años.

miércoles, noviembre 26, 2008

El destino de la madre biológica de Liesel

(Escritura creativa sobre La ladrona de Libros
Rocío Arispe)
Todo ocurrió después de aquella terrible despedida con un simple adiós. Ambas sabían que nunca más se iban a volver a ver....
En sí, por su parte la madre se decía: -"I am feellin a bit miserable today" De regreso a tomar el tren a Bahnohof de Munich, a pesar que llevara a cuestas el recuerdo de sus hijos ella sabía que la vida continuaba y que no siempre iba a vivir de eso. De regreso a donde pertenecía, simplemente su destino ella misma lo decidiría. Después de andar de un lado para el otro, pasaban los días, continuaba sin hacer nada, durmiendo en las calles, sin comer un solo bocado de algo, sin saber qué iba ser de ella más adelante si es que aún sobrevivía a todo. Tantas ganas de conseguir aunque sea un poco de dinero para comida....la necesidad hizo que ella misma llegara a prostituirse, en especial con los alemanes, quienes eran los que tenían la "plata".
Noches de horrores pasaba cada vez que tenía que ir a encontrarse con alguno...hasta que llegó a quedar embarazada, y se tuvo que retirar, con lo poco de plata que había juntado pudo alquilar una habitación para vivir quizas por algún tiempo.
Durante este tiempo conoció una gran familia, que la ayudó en y con todo...
Ella siempre le estuvo muy agradecida tanto que les regaló su propia hija, Belén, como agradecimiento a todas sus ayuda ya que gracias a ellos pudo llegar a se alguien y tener sus propias cosas como una casa, y el haber conseguido un trabajo decente.
Pasaron años, y todo continuaba igual, pero a pesar de ello se preguntaba ¿Por qué? si tenía todo...no le faltaba nada....en si por ratos recordaba a Liesel...y se preguntaba ¿qué habrá sido de ella?, ¿se habrá olvidado de su madre?...¿qué me ha pasado?, ¿cómo pude abandonarla?...nunca se lo iba a perdonar a pesar de que haya sido por motivos especiales...
Decidió buscarla, encontrarla y llevársela consigo misma...pero en el momento y día inesperado que la llevó a encontrala, Liesel estaba en las últimas...se estaba muriendo de a poco...
A pesar de ello, el solo saber que había logardo encontrarla era un a felicidad incomparable con la de nadie, y al mismo tiempo una tristeza con solo ver que la volvía a perder...
Tal fue la reacción que no resistió esta vez quedarse sola en esta mundo de mi....
Sin razonar ni pensar en nada, solamente tomó la decisión y se terminó matando, para no seguir sufriendo con toda la tristeza que le ocasionaba Liesel.

Rocío Arispe 5°1°

EL DIARIO DE LIESEL MENMINGER

(Escritura creativa sobre La Ladrona de Libros, por Sara Quispe)
Todo acabó, solo veo los recuerdos en el horizonte que se pierden y que jamás regresarán a mi mente. Se terminó. El aire está agitado, el cielo llora cenizas, la tierra se desespera ante la fría y cruda situación que se pone de manifiesto en la pequeña ciudad de Himmelstrasse. Qué pena, observo que Liesel llora, se desespera, grita, jadea e inclina su rostro hacia sus seres queridos, con la tristeza presente en su cuerpo famélico intenta revivir a esos que se encuentran sin vida. Mientras ella implora al cielo y a la tierra volver solo un momento con su familia, su diario es llevado en medio de todos los escombros.
Así como robé el alma a las personas, recuperaré el diario de Liesel, en un segundo y lo haré preso de mis aventuras…“La ladrona de libros” recorrió pueblos, ciudades, países y fue conocido por miles de personas, anhelando ser encontrado por alguien que realmente entendiera el significado y el valor que poseía ese escrito.
Pasaron años hasta que llegó el primer otoño para el diario, sus hojas se secaron, se volvieron amarillentas, su lomo se encogió y no hubo nada que lo hiciera renacer.
Era un lugar descampado, cálido y desconocido, el diario estaba en medio de algunas hierbas, cuando de repente una niña de aproximadamente trece años pasó por aquel lugar, y reconociendo las tapas que contenía la historia de Liesel, lo llevó consigo en medio de sus brazos, caminó varios metros y se sentó bajo la sombra del único árbol que se hallaba en ese lugar. Sin importancia y conocimiento la niña abrió por curiosidad el libro que la llevaría a conocer las escalofriantes escenas vividas por Liesel Menmimger. Leyó de principio a fin, pero todo eso parecía ser ciencia ficción, en aquel momento pensó dejar el libro en el mismo lugar de donde lo había encontrado, pero este le pidió: -¡Por favor, no me dejes! Las páginas del libro lloraban palabras trágicas y tristes que Liesel escribía en aquel sótano que le salvó la vida.
La niña sintió que su corazón latía a gran velocidad y estaba a punto de estallar, pero con voz jadeante cobró valor y respondió: -¡No te dejaré! Tales fueron las palabras que contestaron al llamado del libro. Juntos caminaron por sendas estrechas e iban sin destino, pasado un tiempo, se encontraron con un anciano que los dirigió hacia un túnel. Entraron. La niña se sentó en una piedra que daba la impresión de estar viva. Esta vez abrió el diario y las frases se expandieron por el espacio como lluvia de palabras con sentido imaginario, hubo una luz resplandeciente que iluminó el corredor vacío, triste y solitario. “La ladrona de libros” se proyectó en la pared izquierda como una película, la niña percibió la pena y la nostalgia de aquel día. La pequeña pudo comprender y sentir el dolor atravesando su cuerpo húmedo y transpirado a causa de la agitación que llevaba por apreciar las imágenes despiadadas y crueles que en ese momento se exhibían y estaba a punto de finalizar. Llegó ese momento, el diario cerró sus tapas y la niña sus ojos, juntos cayeron desplomadas y al unísono su ánima y aliento fueron llevados por la muerte. El corazón de la niña aún lleva impreso el recuerdo y el agradecimiento que el diario le entregó por haber sido la única persona que lo recogió del lugar triste y cálido en el que se encontraba. La historia de Liesel se ocultó bajo la sombra de la cubierta dura que el diario tenía como tapa. El anciano se agachó para recogerlo, intentó abrir pero este no accedía, se dio cuenta que el diario ya sabía qué persona tendría el honor y privilegio de leer las páginas aunque estas contengan partes injustas, dolorosas y lamentables, tomó el libro en sus brazos como lo había hecho la nena el día que conoció “ La ladrona de libros” y salió del callejón. Caminó varias horas y presintió que alguien lo seguía y le pedía que dejase el libro en medio de los arbustos donde fue encontrado, de alguna manera era la muerte quien se proponía recuperar lo que por derecho le pertenecía, ya que había logrado su prometido. El anciano depositó el diario y se marchó de aquel lugar. Una vez más la muerte salió triunfante, se apoderó del libro y lo llevó consigo igual que lo hace con las almas de las personas.
Pasaron años y la muerte devolvió “La ladrona de libros” a Liesel quien vivió muchos años después de la masacre y lo esperaba ansiosa.
Sara Quispe 5°2°

ENTRE EL ENCIERRO Y LA LUZ

(Escritura creativa sobre la Ladrona de Libros de Maira Mendoza)
La habitación estaba completamente a oscuras y solo se iluminó cuando entraron en ella dos oficiales y un despojo de mujer. Los dos hombres la llevaban a rastras y cuando la tiraron al piso , la mujer todavía yacía inconciente. No vendrían en un par de horas, debían esparar a que despertara, o de lo contrario, su trabajo no serviría para nada. Ella abrió lentamente los ojos, luego de minutos que fueron incontables. Su cuerpo, paralizado no resistía los golpes. Se forzó a recordar su nombre y a los seres que amaba (como hacía cada vez que terminaba así), aunque dos de ellos habían muerto y no supiera nada de la niña, todo para no olvidar que alguna vez fue feliz, todo para seguir siendo humana. Ella era Kerstin Gretchen. Kerstin comenzó a pensar en su pasado, queriendo ignorar los gritos que se escuchaban a lo lejos. Se preguntó como estaría Liesel, si habría crecido aunque sea un poco. Después de imaginar un rato a Liesel estirada y menos escuálida, no pudo evitar recordar el rostro de Werner en el tren, con sus ojos apagados, sin un poco de vida que dar. A él le siguió Frederick, que había sido llevado a un lugar que ella desconocía, hace como un año. No trataba de engañarse, lo habían asesinado, pero por lo menos hubiera deseado decirle adiós. El dolor de esas pérdidas, el saber que jamás volvería a ver a sus hijos, ni al hombre que amaba, hizo que se le acongojara el corazón y que grandes lágrimas brotaran de sus ojos y cayeran al inmundo suelo donde estaba acostada. Todo su cuerpo se contrajo, como queriendo lanzar un grito que finalmente fue ahogado. La puerta volvió a abrirse, y otra vez ocurría lo mismo, golpes, gritos e inconciencia.
Cuando Kerstin despertó, su mente empezó a perderse entre millones de preguntas, que comenzaban con un porqué.
¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué la lastimaban? ¿Por qué nadie hacía nada? Mirara por donde mirara, todo lo que le pasaba no tenía sentido; aunque pensara como sus perseguidores jamás lograría entender. Veía al mundo lleno de injusticia y pobreza, ella solo quería cambiar eso. Cuando Kerstin y Frederick se unieron al Partido Comunista, soñaban con conseguir un mundo mejor para todos, libre de las manipulaciones de una minoría poderosa. Cuando Hitler ascendió como canciller, las reuniones del partido se hicieron cada vez más secretas y luego de que hiciera el golpe de estado, la persecución a los comunistas ya era esperada. Ese hombre había logrado sacar lo peor de cada persona y sabía cómo usarlo para tratar de imponer su idea de superioridad racial y política. Después de que se llevaron a Frederick, Kerstin no tuvo otra opción que entregar sus hijos a una familia que pudiera protegerlos, sabía que pronto vendrían por ella. Apenas tenía dinero para poder escapar, así que luego de dejar a Liesel con la familia Hubermann, se dispuso a huir. Tenía unos amigos que la ocultarían en Dresden, pero es obvio que no llegó, la SS la atrapó en Liev a unos sesenta kilómetros de Munich. Se sentía el ruido de las puertas que se abrían al mismo tiempo, eso le pareció extraño porque siempre se abrían de a una. Había llegado el turno de su puerta, esta vez no aparecieron los mismos oficiales, sino que vino un hombre que jamás había visto, no era fornido sino más bien menudo, con un rostro de rasgos bien marcados y un uniforme impecable. El hombre alzó a Kerstin del suelo (no le fue difícil ya que todos los huesos sobresalían en su piel), le tapó la cara con una capucha negra para que no pudiera ver, le ató las manos y la sacó de la habitación. Ella caminaba con lo poco que le quedaba de fuerza, sus piernas temblaban y tropezaban en cada paso, cuando eso ocurría el hombre se veía obligado a sostenerla para que no cayera. Mientras caminaba Kerstin podía oír los pasos de varias persona delante y detrás de ella, a veces se escuchaban los golpes secos de algo chocando contra el piso, lo único que podía hacer era lamentarse porque sabía que había más como ella, que en ese momento caían al no resistir. Luego de un rato de andar a tientas, sus pies descalzos dejaron de sentir el frío cemento, y se toparon con tierra helada y barrosa. Por primera vez en mucho tiempo, un viento limpio y fresco, golpeó el cuerpo de Kerstin y la hizo sentir viva. El guardia que acompaña a Kerstin la soltó y ella cayó de rodillas con las manos atadas hacia adelante. Por los ruidos a su alrededor pudo darse cuanta que lo mismo le pasaba a los otros prisioneros. Se escucharon varias metralletas cargándose, ella sabía que iba a pasar, ninguno de ellos servía más. Durante esos escasos segundos, pensó en Liesel, Werner y Frederick, el los cuatro paseando como una familia común sin ninguna preocupación mas que la de ser felices. Las balas que pasaban a su alrededor finalmente la alcanzaron y aunque su rostro no se veía, puedo asegurarles que murió feliz.
Maira Mendoza 5º2º

¿EL CAMINO PARA UNA NUEVA VIDA?


(Escritura creativa sobre La Ladrona de Libros de Gianina Lo Giudice)

Hey no tu indiferencia no tiene perdón

quien te robo el corazón

no te levantes del sillón

Hey no tu indiferencia no tiene perdón

quien te robo el corazón

apaga la televisión.!!!

Ska-p.

( http://www.ska-p.net/mp)



En una noche fría, un cielo negro de odio y dolor, se escuchaban gritos pidiendo salvación; había gente queriendo escapar para no perder su vida y hombres que corrían para quitárselas…yo me pregunto… ¿Qué fuerzas deben tener esas personas para matarnos sin razón, no? Al llegar a Stalingrado en mi sentí un gran vacío, como que me faltaba algo o tal vez era el miedo de saber que estaba ahí solo para que me saquen la vida. Pasé días sin comer, noches sin dormir y tardes de sufrimiento; juro no saber cómo hice para sobrevivir en tanta crueldad. Recuerdo que estuve ahí un mes encerrado con gente como yo, todas las tardes nos tiraban a un lago de agua fría, nos daban electricidad y nos íbamos a comer; por ahí cuando se acordaban nos daban un plato de fideos duros y viejos, pero eso era una vez a la semana aunque agua nos daban a cada rato. Un día estaba sentado contra una pared, descansando del sufrimiento de todos los días, cuando vi a una mujer sentada cerca mio, pero tenía algo en particular; me hizo recordar a una persona, me quedé mirándola un rato y escuchaba que rezaba mucho y mencionaba a sus hijos y pedía que por favor estuvieran bien. Me preocupé y decidí acercarme, ella se asustó mucho y empezó a gritar, como pude la tranquilicé y le aseguré que yo no le haría ningún daño, solo quería ayudarla, creo que ella lo necesitaba más que yo. Le pedí que me cuente qué le había pasado y porqué estaba tan desesperada y ella me dijo que hace cinco años que estaba en este lugar, que había sufrido de todo, pero ella solo pensaba en sus hijos y rezaba todos los días por ellos y lo único que le gustaría saber es si están bien y con quienes están; al instante le pregunté como se llamaban y me respondió Werner y Liesel, me quedé duro, sin saber qué decirle, no podría creer que estaba hablando con la mamá de Liesel, me quedé duro de la emoción. No sabía cómo decirle que yo sabía donde estaba su hijita, al instante vino un hombre y nos separó, nos dijo que era hora del baño y que después no seguiríamos divirtiendo, era hora de que se divirtieran ellos.
Volví todo golpeado y ella seguía llorando, yo lleno de sangre y ella también, lo primero que hicimos fue abrazarnos con tantas ganas, de hace mucho que no tenía alguien de componía; aproveché el momento y le dije: -Te confieso algo, realmente no lo puedo creer, estuve viviendo con Liesel, ella está con una familia de apellido Huberman, la quieren mucho, Werner falleció, lo siento, pero lo único que te puedo decir es que ella está muy bien, y sabe leer. Ella solo sonrió y empezó a llorar con mucha alegría y consuelo, solo me daba las gracias, y me decía que eso era lo único que esperaba después de tantos años y se puso mal por Werner y no sabía qué decirle, pero nunca supe la verdadera historia de eso, lo bueno es que estuve mucho mejor después de eso, y cada vez rezaba más, pero con alegría.
Esa noche pude dormir, después de conocer a la mama de Liesel, pude dormir. Al día siguiente me desperté y ella ya estaba levantada hablé con ella y le propuse que nos tratemos de escapar, mi sueño era llevarla a verla a su hija, después de tanto tiempo fue mi sueño. Decidimos hacerlo.A la noche siguiente, no dormimos, esperamos que los guardias se fuesen a dormir y escapamos, atravesamos todo lo que teníamos por delante y por suerte del campo salimos, todo por Liesel, pero nos dimos que detrás de las rejas del campo había solo campo y nada de ciudad, estuvimos un día caminando, esa noche nos recostamos y escuchábamos gritos de gente que nos buscaban, nos asustamos, fue muy feo. Nos escondimos tras arbusto y todo lo que tenias a alrededor, realmente con tantas fuerzas lo hicimos que nunca nos encontraron. Caminamos por semanas seguidas y solo descansábamos de noche, hasta que un día encontramos esa ruta que tanto deseábamos, la que nos iba a llevar a casa.A los días paso un auto y nos llevo a ciudad; que bueno estábamos re mil felices. Al llegar fuimos a la casa donde vivía Liesel y nos dimos con que ya no había nada. La buena suerte hizo que con nuestra depresión de nuevo la encontráramos a ella en el medio de la ciudad. Fue lo más lindo haberla encontrado y ver como madre e hija se reencontraban. Lo primero que hice fue llevarlas a un lugar donde solíamos ir con Liesel para que hablen. Desde ahí se que todo en la vida se puede, nosotros tuvimos un final feliz, yo encontré a la mujer de mis sueños y pude tener una familia muy linda, Liesel su mama y yo, y así viviremos la vida muy feliz y sabes que nada nos va a poder volver a separar
.…FIN…

Gianina Lo Giudice 5to 1ra

lunes, noviembre 24, 2008

Palabras sobre la ladrona de libros



En el 2008, estamos leyendo la ladrona de libros. Acá les dejo unas palabras que escribí sobre dicho texto, que tanto me gustó cuando lo leí en enero pasado, en plenas vacaciones... y yo pensando en los chicos del IEM. Sí, mientras leía, no podía dejar de ver los aportes de esta novela a la formación de ustedes como lectores, por toda su construcción, por todo el trabajo narrativo. Y bueno, así, de esa manera, terminó en el programa de quinto año.
Los invito entonces a leer la reseña y, por supuesto, ¡valorarla!

Sergio






http://es.shvoong.com/books/1763831-la-ladrona-libros/

miércoles, noviembre 19, 2008

Por fin quinto 2008

Hola:
Casi a fin de año, los invitamos a conocer un blog pensado para quinto año, en nuestra materia.
Y como buenos invitados, además de poder leer y comentar las entradas de años anteriores, podrán empezar a interactuar con una primera consigna de socialización y de intercambio...
Las producciones creativas sobre la Ladrona de libros están muy buenas. Nos encantaría que las suban para que todos puedan leerlas. ¿Se animan? ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BIENVENIDOS!!!!!!!!!!!

Un corto de los chicos de la promo 2007

Este es uno de los productos del taller de cortos de este año en Idioma Nacional de sexto. Espero que les guste. Les cuento que se basó en un poema de Alejandra Pizarnik y el guión y la actuación y todo pertenece a Valentina Ovejero Arauz y a Carolina Cañazares.