Cuando prendemos la tele, nos vemos bombardeados por innumerables propagandas de numerosos productos, que nos los intentan vender: Perfumes, autos sopas, caldos, yogures, cremas, tinturas, lápices labiales, máscaras de pestañas, shampoo, viajes, celulares, reproductores de música, etc.
Cuando damos vuelta la página de una revista o diario: más productos. Cuando cruzamos la calle, en un cartel, hay más.
En una sociedad consumista como es la nuestra, es muy fácil quedar influenciados por las cosas que nos intentan vender y en la manera en que lo hacen. Tal vez no es tan fuerte como para salir corriendo a comprar estos productos, pero nos queda algo de lo que vemos.
Una mujer delgada linda y muy joven se rocía un perfume. Varios jóvenes adolescentes bailan la música de su celular. Un hombre misterioso, de menos de 40 años, se sube a un auto super veloz. Una mujer joven y feliz cocina en su casa y sirve fideos a su joven familia. Un grupo de hombres, de menos de treinta, disfrutan de su cerveza preferida en un boliche. Una mujer muy linda, de cuatro décadas, delgada, sin ninguna arruga en su rostro promociona la crema que ella usa y que combate los 7 signos de envejecimiento; se la ve contenta, exitosa e importante.
De todo esto… ¿Qué nos queda?... ¿Qué es la vejez? ¿Dónde encaja?
Hace bastante tiempo los escandinavos, se quitaban la vida voluntariamente cuando su condición física no daba más para dar batalla. En esa época, en resumen, la vejez era temida, ya que no tenía lugar, la vejez era sinónimo de inutilidad y muerte.
Como dije, eso fue hace bastante tiempo, sin embrago en la actualidad, el concepto de vejez no ha cambiado demasiado. Es verdad que ya no existe el concepto de “no puedo usar la espada, y por eso me mato”, pero un sentimiento parecido aún persiste.
Es lamentable que a una persona, a pesar de haber trabajado toda su vida, no le alcance para pagar sus remedios, que no pueda salir cómoda a la calle, que no la respeten, que la sociedad la margine, que su familia la margine, cuando años atrás era la principal protagonista de la sociedad. Eso es lo que sucede con los denominados “viejos”, ya que ahora, en su vejez, se limitan involuntariamente al simple y triste hecho de sólo sobrevivir.
Cuando la juventud, la pasión, y el alto rendimiento físico se pierden, nos quedamos con la idea de que la vejez no es más que el resto, lo que sobra, los días después de los buenos tiempos. Pero no es así.
La vejez es una nueva etapa y, como cualquier otra, viene acompañada de toda una nueva identidad. Un nuevo cuerpo, nuevas responsabilidades, nuevos sentimientos, nuevos desafíos. Eso mismo pasa con la niñez, la adolescencia, la juventud y la adultez.
¿Pero que escuchamos hoy? “yo soy joven, disfruto y hago lo que quiero”. Esto no es algo raro para nuestros oídos. De aquel sentimiento común de la juventud, se encuentra la verdadera pesadez de la vejez.
“Quiero ser un pendejo, aunque me vuelva viejo” cantan los Auténticos Decadentes. Y cada “pendejo” (joven) argentino, desde el norte hasta el sur, canta a coro.
No tengo ningún problema con ponerme viejo, siempre y cuando sea un pendejo, sienta la adrenalina todos los días de mi vida, es en resumen, lo que recita la canción.
No es el hecho de ser viejo, si no de no ser joven, de haberlo sido y de no volver a serlo.
En esta sociedad en donde la ambición del hombre le ha otorgado tener el control de casi todo, él mismo, se ve desafiado, y al mismo tiempo atemorizado por el punto en el que su satisfacción se frenará y su poder se vea limitado.
Repulsión, marginación es lo que recibe la vejez, y los que han entrado en esta etapa, ya que ellos, son el espejo maldito de esta sociedad que quiere ser joven para siempre.
Así que, ¿donde encajan nuestros ancianos en esta sociedad con miedo a la vejez? Es como si no tuviera lugar.
Marginados, encerrados en sus casas, o en los geriátricos a donde sus hijos los llevan, a donde la sociedad los lleva. Incomprendidos, terminan sus días como si la vejez fuera sinónimo de muerte, sin disfrutar de lo que esta etapa le ofrece. Años de vida, experiencias incontables. No hay nada de malo con compartir y aconsejar a los descendientes de las maravillas de la vida. No hay un por qué para dar razón a la marginación, todos juntos ayudándonos podemos vivir. Pero, sin embargo, nadie los escucha, y es más, hasta se los esconde.
Emilse Mendez 5º 1º IEM
La cátedra de Idioma Nacional y Literatura de quinto año del IEM UNSa posee este espacio de encuentro extraáulico para que los estudiantes intercambien experiencias personales, lecturas y escritura. De esa forma será posible conocerse más a fondo, como seres humanos, y compartir no sólo el gusto por la literatura y el arte en general sino también confraternizar. Está abierto también a cualquier interesado potencial.
miércoles, mayo 27, 2009
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Un corto de los chicos de la promo 2007
Este es uno de los productos del taller de cortos de este año en Idioma Nacional de sexto. Espero que les guste. Les cuento que se basó en un poema de Alejandra Pizarnik y el guión y la actuación y todo pertenece a Valentina Ovejero Arauz y a Carolina Cañazares.
1 comentario:
YAY!! esa es mi producción!!
*____* (Feliz).
jeje.
Firmo desde el blog que hice para informática ^^.
BSGirrl (Emilse Mendez).
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