Contacto con La Muerte
Ha pasado tiempo desde la última vez que contactamos.
No he venido por vos todavía… sólo bromeo.
Tengo una pequeña anécdota que contarte.
De algo que me pasó, que fue durante mi trabajo.
Como siempre he estado viajando a causa de mi trabajo.
Es mi responsabilidad.
Y sigo haciendo la misma rutina aún.
Ayudándolos a levantarse y guiarlos hacia su destino.
A sí qué no daré vueltas al asunto, te lo diré directamente.
Con poca frecuencia veo a las personas.
No trato de acercarme a ellos y no espero que ellos se acerquen a mí.
No intento de interrumpirlos, pero debo hacer mi trabajo.
Repito, no es mi intención irrumpirlos, sólo que debo hacerlo.
No desprecio a la gente ni trato de agradarles.
Sólo observo y sigo observando.
Aun sabiendo que en cada persona hay detrás una historia…
Mi trabajo me llevó a un lugar donde mi presencia o solo mi nombre es algo común.
Pero es donde más trabajo tenía y sigo teniendo…
A las personas les daba igual y sin importar lo que sucediera.
Veía en su interior que me estaba esperando.
Con miedo y desesperación, solo eso veo…
Aunque no lo demuestren, lo veía en sus caras, en su expresión, en sus profundos ojos sin ningún sentimiento. Les faltaban algo y era que habían perdido la esperanza.
Según la mitología Griega y la Nórdica, para cruzar el río Estigio todo hombre debe abandonar la esperanza.
Es raro, pero lo último que pierde el hombre es eso, antes que nada se necesita ese requisito para poder ingresar hacia la otra vida. Pero vi aquello que me recordaba algo, esa esencia que me irrumpió durante mi deber y es por lo que he venido a contártelo.
Durante mi tarea, no sentía aburrimiento ni diversión, mis días son normales, me paso ayudando a aquellos que necesiten un guía, no pertenezco a una agencia de turismo, pero hago su trabajo.
Ese día el cielo pintaba un color anaranjado rojizo y habían rascacielos hechos por polvos de nubes que ascendían desde el suelo hasta el cielo. No sentía la presencia de personas, parece que aún me quedaba trabajo por hacer. De repente, todo había cambiado.
Pobre entre las ruinas, escombros y el aire viciado de polvo. En un lugar apilado de cuerpos, vi un joven niño, primera vez que siento esta presencia, era de alguien que no me temía, como la de un santo. Toda persona tiene miedo a lo desconocido y, es más, a la muerte ya que no saben qué es lo que sucede del otro lado.
Él estaba reuniendo los cuerpos y a la vez yo cumplía mis obligaciones. Él me los encontraba a todos, facilitaba mi trabajo aunque no era necesario. Hacíamos un buen trabajo de equipo a pesar de que fuera un niño. Quería darle las gracias.
Creo que en lo más profundo de sí mismo, sentía en dolor que no demostraba, era de admirar. Me recordaba a alguien.
Por ahora no sé su nombre, pero me gustaría saberlo. Sería interesante volver a verlo.
¿No te parece?
Como aquella vez que me interesé en una niña.
Y es la razón por la que te cuento.
Ese es el primer encuentro y no el último.
Espero que podamos volver a vernos y estés bien para la próxima ocasión.
Pero por ahora debes continuar y yo debo seguir con mis labores
2 comentarios:
hola mi leritax.. bueno jeje tava leyendo tu escrito y dejarme decirte q tewnes ptencial para esscribir.. me gusto mucho como seguiste la narracion de la historia y en el pael de la muerte.. ojala el año q viene te esxpreses para hablar asi como te expresas para escribir.... bueno te quiero y cuidate.. Feluces vacaciones.. Anita
Demasiado empeño en la escritura, esta muy bueno el modo de relatarlo.
La relacion es interesante y como dice ahi seria ms intersante aun conocer a una niña ;)
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