(Escritura creativa sobre La Ladrona de Libros de Gianina Lo Giudice)
Hey no tu indiferencia no tiene perdón
quien te robo el corazón
no te levantes del sillón
Hey no tu indiferencia no tiene perdón
quien te robo el corazón
apaga la televisión.!!!
Ska-p.
En una noche fría, un cielo negro de odio y dolor, se escuchaban gritos pidiendo salvación; había gente queriendo escapar para no perder su vida y hombres que corrían para quitárselas…yo me pregunto… ¿Qué fuerzas deben tener esas personas para matarnos sin razón, no? Al llegar a Stalingrado en mi sentí un gran vacío, como que me faltaba algo o tal vez era el miedo de saber que estaba ahí solo para que me saquen la vida. Pasé días sin comer, noches sin dormir y tardes de sufrimiento; juro no saber cómo hice para sobrevivir en tanta crueldad. Recuerdo que estuve ahí un mes encerrado con gente como yo, todas las tardes nos tiraban a un lago de agua fría, nos daban electricidad y nos íbamos a comer; por ahí cuando se acordaban nos daban un plato de fideos duros y viejos, pero eso era una vez a la semana aunque agua nos daban a cada rato. Un día estaba sentado contra una pared, descansando del sufrimiento de todos los días, cuando vi a una mujer sentada cerca mio, pero tenía algo en particular; me hizo recordar a una persona, me quedé mirándola un rato y escuchaba que rezaba mucho y mencionaba a sus hijos y pedía que por favor estuvieran bien. Me preocupé y decidí acercarme, ella se asustó mucho y empezó a gritar, como pude la tranquilicé y le aseguré que yo no le haría ningún daño, solo quería ayudarla, creo que ella lo necesitaba más que yo. Le pedí que me cuente qué le había pasado y porqué estaba tan desesperada y ella me dijo que hace cinco años que estaba en este lugar, que había sufrido de todo, pero ella solo pensaba en sus hijos y rezaba todos los días por ellos y lo único que le gustaría saber es si están bien y con quienes están; al instante le pregunté como se llamaban y me respondió Werner y Liesel, me quedé duro, sin saber qué decirle, no podría creer que estaba hablando con la mamá de Liesel, me quedé duro de la emoción. No sabía cómo decirle que yo sabía donde estaba su hijita, al instante vino un hombre y nos separó, nos dijo que era hora del baño y que después no seguiríamos divirtiendo, era hora de que se divirtieran ellos.
Volví todo golpeado y ella seguía llorando, yo lleno de sangre y ella también, lo primero que hicimos fue abrazarnos con tantas ganas, de hace mucho que no tenía alguien de componía; aproveché el momento y le dije: -Te confieso algo, realmente no lo puedo creer, estuve viviendo con Liesel, ella está con una familia de apellido Huberman, la quieren mucho, Werner falleció, lo siento, pero lo único que te puedo decir es que ella está muy bien, y sabe leer. Ella solo sonrió y empezó a llorar con mucha alegría y consuelo, solo me daba las gracias, y me decía que eso era lo único que esperaba después de tantos años y se puso mal por Werner y no sabía qué decirle, pero nunca supe la verdadera historia de eso, lo bueno es que estuve mucho mejor después de eso, y cada vez rezaba más, pero con alegría.
Esa noche pude dormir, después de conocer a la mama de Liesel, pude dormir. Al día siguiente me desperté y ella ya estaba levantada hablé con ella y le propuse que nos tratemos de escapar, mi sueño era llevarla a verla a su hija, después de tanto tiempo fue mi sueño. Decidimos hacerlo.A la noche siguiente, no dormimos, esperamos que los guardias se fuesen a dormir y escapamos, atravesamos todo lo que teníamos por delante y por suerte del campo salimos, todo por Liesel, pero nos dimos que detrás de las rejas del campo había solo campo y nada de ciudad, estuvimos un día caminando, esa noche nos recostamos y escuchábamos gritos de gente que nos buscaban, nos asustamos, fue muy feo. Nos escondimos tras arbusto y todo lo que tenias a alrededor, realmente con tantas fuerzas lo hicimos que nunca nos encontraron. Caminamos por semanas seguidas y solo descansábamos de noche, hasta que un día encontramos esa ruta que tanto deseábamos, la que nos iba a llevar a casa.A los días paso un auto y nos llevo a ciudad; que bueno estábamos re mil felices. Al llegar fuimos a la casa donde vivía Liesel y nos dimos con que ya no había nada. La buena suerte hizo que con nuestra depresión de nuevo la encontráramos a ella en el medio de la ciudad. Fue lo más lindo haberla encontrado y ver como madre e hija se reencontraban. Lo primero que hice fue llevarlas a un lugar donde solíamos ir con Liesel para que hablen. Desde ahí se que todo en la vida se puede, nosotros tuvimos un final feliz, yo encontré a la mujer de mis sueños y pude tener una familia muy linda, Liesel su mama y yo, y así viviremos la vida muy feliz y sabes que nada nos va a poder volver a separar
.…FIN…
Gianina Lo Giudice 5to 1ra
2 comentarios:
Tu narrador en primera persona, la voz del judío que conoce a la mamá de Liesel en el campo, esa idea está buena y la narrás muy bien. Gracias por compartir tu historia con todos tus compañeros
MUII BUENO..
LO KE ESCRIBISTEE GIAA =)
BEZOZZ!
=)
PaULiiS!*
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