miércoles, diciembre 03, 2008

Historia de Max en el campo de concentración

Escritura creativa, por Leonardo Escalante

Agosto de 1943, Max Vanderburg recorre las calles, camino a Dachau, buscando el rostro de la niña que le ofreció una amistad eterna.
De entre la multitud aparece la pequeña, ella corre desesperada hacia él, abrazándolo con un gran dolor en su pecho, ella no puede dejar de llorar... Max la mira y le dice:
__ Ya deja de llorar pequeña, voy a estar bien, prométeme que te vas a cuidar...
Mientras esto sucedía soldados los ven; corriendo acuden a separarlos, pero les fue difícil, la niña no quería soltar a Max.
Liesel sintió una gran tristeza, tanto como la que se reflejaba en el rostro de Max.
Al llegar al campo de concentración, los amontonaron en un enorme galpón, donde en su mayoría, estaban muy preocupados por lo que iba a pasar, tanto con ellos, como con sus pertenencias y familia. Desde ese lugar en el que estaba Max, se podían ver v los aviones que iban y venían, bombardeando zonas aledañas. Todos morían de miedo... el dolor era insoportable; a Max le caían lágrimas al ver todo esto, pensaba en Liesel, de hecho nunca dejo de pensar en ella...

__Ya es de madrugada y aún no consigo descansar, y es que en realidad, nadie puede descansar con todo este desastre.
No podía dejar de pensar en Liesel, comenzaba a extrañar sus abrazos, su dulce voz y su simpatía. Cada día que pasaba en este calvario, el dolor se encarnaba mas en mí, no lograba entender cómo esta sociedad permitía tan horroroso desastre, gente muerta por todas partes, torturas, masacres, fusilamientos, violaciones a tanta gente.

Pasaron dos años, y en mi cabeza y en mi corazón no tengo otro sentimiento más que el de venganza.
Dos de mis compañeros han sido asesinados hoy, por no poder soportar este infierno.
Ellos estaban tan débiles; Stephen tenía una pierna rota, a él lo mataron por no ser útil, y Joseph, padeció por no haberse prestado a la impunidad y malicia que inundan este lugar...

Luego de tanto sufrimiento y dolor, mi mente comenzó a hacer estragos en mi cuerpo, y sentía como mis anhelos de pronto se cumplían, aunque , en realidad eran ilusiones mías, tanto así que llegué a sentir nuevamente, la luz de aquellos ojos que iluminaban tanta oscuridad y que me ayudaban a llegar al refugio donde me sentía protegido.
Tanto era el anhelo, de no estar más en este lugar, que llegue a suplicarle a Dios, compañeros, me enseñaron el significado de aquellas palabras que me habían enseñado mis padres.
En la mañana del 29 de abril, algo raro pasaba, el soldado que tocaba las campanas todos los mañanas para que nos levantásemos, nunca las tocó.
Era la hora de la limpieza y aún seguíamos encerrados; algo extraño pasaba, salimos, pero con temor, temor a morí. Lo que pasaba en aquella mañana fue que los alemanes, que dominaban, habían ido a detener al ejército estadounidense que llegaba para liberar el lugar.
Al cabo de algunas horas vimos que entraban al campamento tanques, en su costado, tenían la bandera de EE.UU, el tanque paró y abrió una de sus puertas. salieron soldados...
__ YOU ARE FREE!! GO OUT!!
Nadie entendía lo que este decía, pero todos tuvimos un sentimiento en común, que era el de que estábamos a salvo y que este holocausto había terminado.
Con calma salí de mi escondite... uno de mis compañeros no paraba de decir:
__ THANK YOU!!
Sentí la necesidad de decirlo, pero no me animé, de pronto quería volver a Molching y saber de Liesel, intenté correr, pero mis pies no estaban fuertes, y es que apenas podía caminar...
Cuando llegué a Molching, me inundó un gran dolor, estaba todo destruido, caí de rodillas al en la calle y gritaba ¡¡Por qué!!.
Luego de aquel sufrimiento mis lágrimas se acabaron, pero mi corazón y mi alma seguían dolidos.
Caminé por las ruinas, recorrí el lugar con esperanza de encontrarme con alguien conocido, aunque sea un instante, sacar este sufrimiento que me estaba matando.
Caminé por un muy buen rato, mis piernas no resistían más, decepcionado me senté en uno de los bancos de la plaza, que de hecho, estaba algo roto... De pronto sentí unos pasos, me parecían conocidos, estos eran cortos; mi corazón comenzó a latir de alegría, mis ojos se llenaron de lágrimas al ver a aquella pequeña, Liesel, salté de aquel banco apresurado a abrazarla, la pobre niña no entendía nada, y es que no me había reconocido; yo no era el mismo.
Le dije:
_ Pequeña, soy Max.
Ella me miró, y entre lágrimas y lágrimas nos abrazamos.
Mi vida ya no era la misma, mi pasado ya no importaba. Aquella niña tan tierna cambió mi vida. Ella fue mi refugio.
Me siento tan feliz por tener el cariño, la amistad, y cariño que ella me ofrece y da diariamente.

1 comentario:

JulioLópez09 dijo...

Buenno, este relato me parecio muy bueno, ya que el papel de narrador esta vez pasa a manos de Max.
Muy conmovedor, mas cuando lo liberan, algo inesperado, pero lo logra, y luego el reencuetro con la niña
Muy buen relato

Un corto de los chicos de la promo 2007

Este es uno de los productos del taller de cortos de este año en Idioma Nacional de sexto. Espero que les guste. Les cuento que se basó en un poema de Alejandra Pizarnik y el guión y la actuación y todo pertenece a Valentina Ovejero Arauz y a Carolina Cañazares.