jueves, julio 02, 2009

La vejez mal verdadero

Un análisis psicológico asegura que la vejez se canaliza por etapas: aceptación del declive físico, la propia muerte, duelo por seres queridos, jubilación y delegación de poderes.

Ocurre que para los ancianos esto no es nada agradable porque en su juventud dependían de un mayor que desempeñara las etapas mencionadas lo cuál les da pensar que les queda poco hilo en el carretel. Muchos de ellos son sarcásticos e irónicos diciendo que recién van a aceptar que los necesitan cuando estén tres metros bajo tierra con un sobretodo de madera y se van a hacer que llorar y poner flores cuando en vida no se hizo nada por hacerlos sentir bien.

Es cierto que cuando se llega a viejo no se tiene la misma vitalidad es decir que no se tiene las mismas actividades que se solía tener de joven. Bien lo señala Ricardo Arjona en “Señora de las cuatro décadas”: “…No insista regresar a los 30 con sus 40 y tantos encima, deja huellas por donde camina, que la hacen dueña de cualquier lugar”

Según dicen la vejez es la última imagen de la juventud, la frontera entre la vida y la muerte, un resto de días mejores, horas marchitas que no dejan vivir un momento más de la existencia.

La imagen del anciano muchas veces no nos permite ver más allá de su apariencia y se lo encierra en una caja de cristal dejándolo con nuestros prejuicios. Lo razonable sería dialogar, escucharlo, alentar al interés por la etapa que está pasando, conducirlo a explorar sus emociones, etc.

Según Ricardo Arjona, describe a una mujer de edad avanzada: “…Su figura ya no es de los quince, pero el tiempo no sabe marchitar ese toque sensual, y esa fuerza volcánica de su mirar…” La estrofa nos puede decir que por más viejos que nos veamos siempre tendremos en nuestro interior la juventud viviéndola día a día aunque sea el último.

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Un corto de los chicos de la promo 2007

Este es uno de los productos del taller de cortos de este año en Idioma Nacional de sexto. Espero que les guste. Les cuento que se basó en un poema de Alejandra Pizarnik y el guión y la actuación y todo pertenece a Valentina Ovejero Arauz y a Carolina Cañazares.